Foto de Camilo Ayala
Nombre real
Profesión
Diseño Industrial
Después de muchos años de haber atravesado por el primer taller RAD, encuentro memorias que me llevaron a recorrer el mundo profesional del Diseño nacional e internacional

En el lejano 2002, cuando cursaba mis últimos semestres de Diseño Industrial, me inscribí a un taller piloto que se haría integrando cinco Universidades bogotanas para realizar un ejercicio de mobiliario, para ese entonces se llamaba taller RAD Mobiliario.

La propuesta estaba acompañada de una oferta interesante: los mejores estudiantes de cada universidad se integrarían bajo la supervisión de los mas talentosos diseñadores y a su vez docentes de las mismas. Entre ellos estaban Freddy Zapata director entonces de mi carrera y a quien aprecio muchísimo, sobretodo por haberme abierto las puertas como profesor en mi alma mater; Luis Angarita a quien terminado el taller RAD le pediría una plaza como practicante en CD&I Associates para aprender de el y con el en tantos proyectos profesionales en los años siguientes; y Javier Ricardo Mejía quien hoy día es un amigo y colega de trabajo.

La sola oportunidad de medir fuerzas y talentos con los diseñadores de las “otras” universidades me llamaba muchísimo la atención. Es una cosa que por alguna razón nos ronda en la cabeza cuando somos estudiantes para saber si la elección que hicimos como lugar de formación, fue adecuada y estamos en donde es. Sin embargo, fue en ese taller donde me di cuenta que todos éramos buenos, no por la universidad de donde veníamos, sino por que teníamos una pasión por el Diseño que nos desbordaba a nosotros mismos y unas ganas de volar profesionalmente que nos hacia crear proyectos increíbles. Nuestro proyecto se llamaba eseoese, y era un proyecto de mobiliario que buscaba aliviar los dolores de cabeza de las salas de espera en hospitales y centros de salud (cosa que aún hoy no se logra resolver). Camila Arocha de la Tadeo y Rafael Ardila de la Javeriana, completaron mi equipo. Se convirtieron en amigos de por vida. El proyecto y las trasnochadas nos mostraron que el trabajo de Diseño entre desconocidos es mucho mas poderoso que el que se hace con amigos. Hoy en día nos seguimos jalando en proyectos y nos compartimos información valiosa cada uno en su área de actuación profesional.

Terminada la RAD e iniciando mi carrera profesional, en CD&I conocí otros mas que pasaron por las siguientes ediciones del taller. Nos vimos en Bogotá, luego nos reencontramos en Milán, persiguiendo sueños, estudiando maestrías y conociendo los maestros de nuestros maestros. A Camila la volví a ver en Milán en un proyecto junto a los hermanos campana y oyendo hablar a Chris Bangle sobre como se diseñaban los BMW. Eran sueños forjados en el taller RAD hechos realidad. Años mas tarde, cuando uno se da cuenta que lo mejor que se puede hacer después de recorrer el mundo del Diseño es volver a su tierra y entrenar a las nuevas generaciones, para enseñarles a soñar, tuve la oportunidad de invitar a Andrés Pinilla otro exalumno del taller RAD a que nos contara en una clase de vehículos que dicto en Uniandes sus hazañas en Tesla y Pininfarina. Inclusive el año pasado me dí una pasadita por el Taller RAD para ver como iban las cosas. Me reencontré con Mary Evelyn Ruiz de Área Andina, con quien habíamos hecho un gran proyecto antes de partir para hacer mis estudios de doctorado nuevamente en Milán.

En resumidas cuentas, me doy cuenta escribiendo este texto que el taller RAD es un espacio único, donde convergen muchas personas que hacen el mundo del diseño en el país. No me atrevería a decir que es una rosca, por que mas que una rosca Witworth de paso fino, tiene mas una forma de eslabón que se encadena con otros tantos nacionales e internacionales. El mundo del diseño es pequeño y uno de alguna manera u otra termina conociéndose con otros del gremio. Es muy bonito ver como el taller ya lleva 33 ediciones. Me meto a chismosear la primera edición y veo en el banner de la descripción, mi foto con el pelo largo en una clase en la Universidad Nacional y lo primero que se me pasa por la cabeza es: ”ahh que rico volver a hacer un taller RAD”.