La defunción de políticas publicas en Diseño es un tema emergente y ha estado generando inquietudes en los gobiernos a nivel mundial. Dos aspectos impulsan este interés: las extraordinarias tasas de crecimiento de las industrias creativas en las últimas décadas; y la capacidad del diseño para ser un enlace entre la tecnología, la creatividad y el usuario, siendo una herramienta única potencial para ayudar a innovar y fomentar el crecimiento económico.