Considerando los últimos avances, las iniciativas más recientes han señalado la diferencia (con matices) entre "servicio" y "abogacía" (advocacy). Esta última, conlleva una concepción equitativa, inclusiva y significativa del producto, servicio, entorno, espacios, medios de comunicación y sistemas de información. Al mismo tiempo, aquellas iniciativas con mayor amplitud de miras han adoptado un enfoque renovado; más ambicioso y centrado en estrategias multimodales, políticas a nivel tanto local como global y programas de acción de diseño basados en la evidencia (por ejemplo: el "EU Design Action Plan", el "UK’s Design Economy" y el "Singapure’s Design 2025", entre otros).
En esta época de grandes desafíos, y de necesidades aún más acuciantes... ¿Responderemos, al fin, a la necesidad de abogar por una ética en Diseño bien definida y mensurable? ¿Y cómo podríamos extender la definición de "participación", "compromiso y "acción", más allá del propio individuo, de la profesión y de la disciplina, para producir una verdadera transformación y progreso, al tiempo que abogamos por el bienestar común?